El perfume de la dama de negro

Una investigadora  traumatizada por un execrable acontecimiento sucedido en su infancia (Mimsy Farmer, una actriz de culto muy querida por estos lares cinéfilos) se ha de enfrentar ahora a un presente poblado de fantasmas y aparecidos, de proyecciones oníricas de estirpe dudosa y a una conspiración de tintes esquizoides cuya naturaleza la hace temer incluso a su propia cotidianidad.

Publicado: 18/02/2009

Repleta de momentos profundamente inquietantes, Il Profumo della signora in nero es, con toda probabilidad, la cinta de terror psicológico que mejor representa al subgénero en Italia y, sin embargo, no deja de ser una rara avis dentro del mismo, más próxima al cine de Nicholas Roeg o de Roman Polanski (especialmente es significativa su relación con Repulsión y con Rosemary’s baby, si bien el argumento del film de Barilli aparenta remitir a The Tenant, realizada por Polanski un año después de la cinta italiana, constituyéndose pues en una especie de film-intermedio entre ambas) que al de cualquiera de sus compatriotas (salvo, quizá, Luigi Bazzoni), a pesar de que en su entramado tengan cabida elementos objetuales próximos al giallo (tijeras, cuchillos de cocina…), así como un estilema particularmente exquisito, protagonista adicional de sus imágenes más macabras. 

Es la película de Francesco Barilli un collage de secuencias intensamente fascinantes, donde predomina un indudable sentido estético (variaciones cromáticas, planos detallados, encuadres pictográficos…) así como una preclara voluntad de hacer de su visionado una experiencia de lo más estimulante no ya por la naturaleza intrínseca del propio argumento (que también, ya veréis) sino por el elogiable trabajo escénico (juego de espejos incluido) que lo da forma y sentido. Nada de lo que aparece en la película, sin embargo, parece casual, antes al contrario: pretende formar parte de un todo conceptual claramente planificado y armónico. Los objetos de los que se nutre (jarrones, mariposas disecadas, flores amarillas…) se presentan adicionados de ornamentos poéticos; no se trata, empero, de una mera acumulación de recursos escénicos, sino de ofrecer al espectador un buen número de pistas (luego convertidas en elementos desconcertantes) y estímulos conceptuales, capaces de establecer una comunicación entre el espectador y la propia obra que visiona, lo que da una idea del tono marcadamente pretencioso (sin que debamos entender esta afirmación en términos peyorativos) que envuelve a la película en su completitud, así como su carácter indudablemente sugestivo.

La ópera prima de Francesco Barilli se revela, en definitiva, como una cinta de género radicalmente absorbente, (un estilo que luego refutaría su autor en la más irregular Pensione Paura/La violación de la señorita Julia en 1977), tan bien construida formalmente como plena de elegancia, capaz de desplegar todo un imaginario repleto de elementos turbadores (cementerios feéricos, gatos negros, taxidermistas mirones, oráculos clarividentes, magia ritual de origen africano…) que no solo van a definir su atmósfera y esencia, sino también su ascendencia onírica, sutilmente misteriosa. Es, en fin, un viaje existencial in crescendo —reforzado por la inquietante composición de Nicola Pavoani— hacia la mente de una mujer confundida cuyo comportamiento revela una especie de auto-exorcismo, así de perniciosos se revelan los demonios internos que la atosigan.

Repleta de citas, más o menos, cultas (todas referidas a Alicia en el país de las maravillas de Lewis Caroll que la protagonista lee una y otra vez, incluso en voz alta), la cinta terminará de perfilar un desaforado retrato de una sociedad que tiende a alimentarse de sus especímenes más díscolos, cuando no definitivamente perturbados. Es, Il profumo della signora in nero; una pesadilla maravillosa.

J. P. Bango

Nota: Il profumo della signora in nero de Francesco Barilli pudo verse en RETROBACK 2009 formando parte del ciclo dedicado al Cine Fantástico Italiano.

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