Modesty Blaise apareció en plena fiebre de la bondmanÃa, pero siguió el camino inverso al que habÃa recorrido James Bond en los años cincuenta.
Publicado: 26/06/2010
Si el más famoso de los agentes secretos había iniciado sus intrépidas aventuras en las novelas de Ian Fleming y de ellas había pasado al cine y a las tiras de prensa –las populares daily strips-, Modesty Blaise nació directamente como tira de prensa en las páginas del periódico londinense Evening Standard en 1963, si bien su conversión en icono popular pronto le llevó a protagonizar su propia adaptación cinematográfica así como varias novelas. El creador de la serie fue el guionista inglés Peter O´Donnell, que la escribió en su totalidad hasta que, ya octogenario, decidió concluirla en 2001, mientras que sus principales dibujantes fueron Jim Holdaway y el español Enric Badía Romero.
O’Donnell no se limitó a hacer en Modesty Blaise una réplica femenina del Agente 007, sino que dio vida a una heroína marcada por un violento pasado, que le había llevado desde Grecia, donde experimenta en plena niñez los horrores de un campo de concentración durante la II Guerra Mundial, hasta Tánger, ciudad en la que se convierte en la joven líder de una organización criminal llamada La Red, la cual terminará abandonando para trasladarse a Londres, donde, para combatir el hastío que le produce su lujoso retiro, acepta colaborar con los Servicios Secretos británicos, dando inicio a sus aventuras.
Modesty no responde al modelo cultural de la mujer objeto y sumisa aún vigente por aquellos años, sino que llama la atención por su independencia y ambición de poder, calculada inteligencia, férrea voluntad y capacidad de lucha, cualidades todas ellas exclusivas hasta entonces de personajes masculinos. En este sentido, Modesty Blaise introduce en el cómic de los sesenta el arquetipo de la sensual pero a la vez liberada heroína, que también encontramos en la voluptuosa Valentina de Guido Crepax o en la futurista Barbarella de Jean-Claude Forest. Esta última tuvo una lograda adaptación cinematográfica dirigida por Roger Vadim y protagonizada por Jane Fonda en 1968, profundamente impregnada de la estética pop de la época, asimismo presente en la adaptación que, dos años antes, se había hecho de la propia Modesty Blaise. Dirigida por Joseph Losey, esta spy-fi se aleja del guión escrito por O’Donnell para introducir, en su lugar, una delirante y paródica visión camp de las películas de agentes secretos protagonizada por Monica Vitti, acompañada en el reparto por Terence Stamp, quien interpreta a Willie Garvin, el fiel compañero de aventuras, y por Dirk Bogarde, como el villano Gabriel.
Sin embargo, la película de Losey no ha sido la única basada en el personaje de Modesty Blaise, siendo la más reciente Mi nombre es Modesty, una precuela dirigida por Scott Spiegel y presentada por Quentin Tarantino, fan incondicional tanto del cómic original como de la adaptación cinematográfica de 1966 y al que vemos rendir homenaje a la espía en Pulp Fiction cuando Vicent Vega –el memorable sicario interpretado por John Travolta- lee la primera de las novelas que O’Donnell adaptó de su tira de prensa. La película fue producida en 2003 por el estudio Miramax, el mismo que produjo Reservoir Dogs y Pulp Fiction, entre otras destacadas películas independientes americanas, que fue comprado en 1993 por la Walt Disney a sus fundadores, los hermanos Weinsteince, y que hace tan sólo unos días cerraba sus puertas.
Pasado casi medio siglo de su creación, y pese a la desaparición de la serie original, Modesty Blaise sigue, pues, significándose como uno de los iconos surgidos de la cultura contemporánea, una heroína de ficción que fue capaz de aunar grandes dosis de entretenimiento con una nueva visión de los roles femeninos.
MJ en 27/06/2010
¡MagnÃfico artÃculo de un autor que tiene mucho que contar sobre el mundo del cómic!