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Señales del Futuro

Reconozco que dados los últimos estrenos que han tenido como cabeza de cartel a Nicolas Cage daba un poco de cosa acercarse a ver está película sin cierto aire de temor. Sin embargo para todos aquellos que nos gusta el cine de género con cierta personalidad había un nombre propio que disipaba esa sensación, me refiero a su director, Alex proyas.

Publicado: 16/04/2009

Cuando se dio a conocer mundialmente con su segunda película, «El Cuervo» con el malogrado Brandon Lee, muchos se lanzaron a criticar desaforadamente la cinta sin percatarse que tras la misma se escondía un director muy dotado para el género, para provocar sensaciones de desasosiego por medio de imágenes oscuras, sombrías y de gran calado debido a su lúgubre belleza (a veces se les tiende a catalogar video cliperos de forma despectiva, allá ellos). Todo ello quedó confirmado con su siguiente película, joya de la ciencia ficción, «Dark City», de la que la enorme trilogía de «Matrix» se emborrachó tanto estética como conceptualmente, al menos en su primera parte. Incluso su posterior coqueteo con la mega industria se saldó con una más que aceptable «Yo Robot», ejemplo de superproducción inteligente al servicio de la estrella de turno. Este nuevo film lo coloca como uno de los ases indiscutibles del cine de ciencia ficción y demuestra que su capacidad para crear imágenes que se graban a fuego en el espectador sigue intacta.

Con esto no quiero decir que sea, ni mucho menos, una película perfecta. Desde luego no lo es, ya que tiene que pagar el peaje de contar con su estrellaza y de intentar llegar a cuanto más público mejor de cara a amortizar su notable presupuesto, que curiosamente es mucho menor de lo habitual en estas producciones, pero luce diez veces mejor gracias a la indiscutible pericia de Proyas.

La cosa va de la siguiente manera, cincuenta años atrás los niños de un colegio guardan en una cápsula del tiempo dibujos sobre su percepción del futuro. Una niña mete un papel con extraños números que serás recibidos por el hijo de Cage, descubriendo que contienen con precisión matemática las predicciones sobre las peores catástrofes habidas en los últimos cincuenta años, quedando varias de ellas por cumplir.

Nicolas Cage en Señales del Futuro

Toda la película en su exposición de hechos resulta modélica y va generando al espectador una sensación de mal rollo creciente. Todo esto se acentúa gracias a la inmensa labor tras la cámara de Proyas, quien sabe como contar una historia con estilo y manejar los resortes del género a la perfección, llegando incluso a coquetear con momentos de puro terror (en este caso la secuencia del intruso en la habitación del niño y su resolución resultan absolutamente ejemplares y sobrecogedoras). De esta manera dota a toda la película de una belleza sombría muy a tono con el carácter apocalíptico que rodea la función, llegando al cenit en dos minutos finales absolutamente extraordinarios y que dejan con la boca abierta al respetable. Pero con la misma forma y fuerza, son otros dos los elementos que ayudan a la cinta a generar toda esa sensación de desasosiego que la puebla de principio a fin, por un lado la tremenda banda sonora de Marco Beltrami (todo un especialista en el género como atestigua su amplísima filmografía) y unos increíbles efectos especiales al servicio de la historia que nos sirven dos set pieces antológicas, rodadas con un verismo que hiela la sangre.

Pero efectivamente no es oro todo lo que reluce. A pesar de lo bien narrada que está más allá de lo demencial de su guión (como casi todas las películas del género, las cosas como son, siendo este detalle clara muestra del "talentazo" de su director), de lo ajustados que están todos los actores, incluido el señor Cage, da por momentos la sensación de que se están metiendo en un jardín tan grande que uno no está del todo seguro de por donde va a salir la cosa, a pesar de que se lo huele desde un principio. Y efectivamente, así ocurre con su resolución. Al final se opta, solo en parte, por el camino más fácil. Tengo que reconocer que a mi no me disgustó, a pesar de ser lo menos satisfactorio de la película (al margen claro está de esos dos minutos finales a los que me he referido y que se cuentan entre los mejor que un servidor ha visto en el cine reciente), pero hay que reconocer que pocas escapatorias había al respecto. Esto, algunos apuntes cursis diseminados a lo largo de la película y ciertos detalles sobre la personalidad de los personajes y sus relaciones personales que no quedan bien desarrolladas deslucen lo que podría haber sido indiscutiblemente un clasicazo instantáneo. Desde mi punto de vista poca cosa para no ensalzarla como una de las mejores propuestas para los amantes de la ciencia ficción y del cine hecho con estilo propio y sentido de cómo se tienen que rodar este tipo de películas. Desgraciadamente hoy en día la mayor parte de la producción que nos llega tiende al edulcoramiento y a potenciar elementos para atraer a un público casi adolescente. Por fortuna no es el caso. Es posible que cuando Proyas no se sienta encorsetado no deleite con una obra maestra total del género. Por mi parte no pierdo la fé en ello, a las pruebas me remito.

Carlos Polite

J. P. Bango en 16/04/2009

Además de a "El día que la Tierra se incendió", la excepcional película de Val Guest, me recordó al relato "El fin de la evolución" de Robert Arthur. Y eso sí que son palabras mayores.

Una estupenda película y un mejor director este Alex Proyas, desde luego.

Saludos cinéfilos, camarada.

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