Entrevista a Park Chan-Wook

Publicado: 14/10/2007

Aunque su apretada agenda nos impidió charlar con él más de 15 minutos (con las irremediables paradas con el traductor), David López tuvo la fortuna de entrevistar a Park Chan-wook durante el Festival de Sitges 2007, en el que la estrella del nuevo cine coreano presentó a concurso “I’m a Cyborg but that’s OK”, un film del que nos descubre algunos entresijos en esta entrevista. Agradecemos a Notro Films las facilidades dadas para disfrutar de este encuentro irrepetible.

“I’m a Cyborg but that’s OK” marca el tránsito del cine de carácter violento y trágico de la llama Trilogía de la Venganza hacia la comedia romántica que suele asociarse a la cinematografía coreana pero a la que aporta fantasía y nuevos matices. ¿Por qué este giro?

Cuando la película se estrenó en Corea mucha gente me preguntó sobre el género en el que debería encajarse. Era una cuestión bastante frecuente porque nadie tenía claro donde ubicarla. En un primer momento puede parecer obvio situarla en lo que se entiende por comedia romántica pero hay algo distinto y poco usual. La cuestión es preguntarse qué tipo concreto de comedia romántica es. No es un film de género sin más sino algo nuevo lleno de matices. La expresión “un tipo de” niega irremediablemente el género. La verdad es que después de la Trilogía de la Venganza quería preparar un postre. En una cena tenemos platos principales pero mi primera intención era regalar a los espectadores una tarta dulce. Y creo que “I’m a Cyborg but that’s OK” es precisamente eso.

Uno de los aspectos más destacados de su nueva obra es su factura estética preciosista donde la paleta de colores y la luz adquieren un papel importante. ¿Cómo trabajó los elementos artísticos de la película?

El aspecto visual de “I’m a Cyborg but that’s OK” tenía como motivo principal una guardería. Aunque para mí el celuloide siempre será mejor, quería trabajar con cámaras digitales de Alta Definición, las cuales aportan esa sensación de taco liso y limpio que predomina en el film. Además, los colores adquieren gran viveza y la iluminación se ve reforzada también, aunque en la imagen a veces descubramos luces o penumbras no deseadas. David Fincher en “Zodiac” utilizó la misma cámara pero el resultado es muy distinto. Tanto “Zodiac” como “I’m a Cyborg but that’s OK” son pioneras en ese sentido pero la sensación no es equiparable aunque la tecnología sea idéntica.

En el film, frente a los supuestamente “sanos”, la locura se presenta con ternura y pureza. En una sociedad tecnificada y racionalizada hasta sus últimas consecuencias, ¿es necesario que se recupere la espiritualidad irracional?

Sí, estoy totalmente de acuerdo con esta idea. Antes de rodar la película, visité un hospital mental, realmente opuesto a lo que vemos reflejado en las imágenes del film. Recuerdo haber visto en esta institución una sala habilitada para los enfermos más graves que me impresionó especialmente. Pero como ya comentaba con anterioridad, mi visión era la de describir dichos hospitales como si se tratasen de guarderías. Una guardería con niños vivos muy traviesos. A partir de ahí propongo esa comparación de lo que está considerado como anormal, entre la ingenuidad y la actitud activa.

Parece que la película sugiere cierta correlación entre el hombre y la máquina, pues la razón de existir forma parte del ser de ambos. ¿Cuál es la visión que quería aportar?

La pregunta existencial no parecía formar parte de las preocupaciones de los adolescentes. Eso parece que está cambiando y buscan en el cine respuestas a cuestiones acerca de la vida y la existencia. Reflexionan acerca del futuro, la sociedad o incluso sobre el suicidio. Son temas que ahora ocupan un lugar preeminente en sus pensamientos. En “I’m a Cyborg but that’s OK”, las máquinas tienen una función y unas instrucciones, y eso es algo a lo que aspira su protagonista, perdida en un mundo que parece exigirle un sentido para vivir. Y esto marca el desarrollo de toda la trama del film.

David López