Septimo Vicio - El cine visto desde otros t iempos

Entrevista a Carlos Aguilar

Publicado: 23/04/2007

En el marco de Escorto 2006, David López González entrevistó al gran historiador cinematográfico Carlos Aguilar, jurado de aquella primera edición del festival de cortometrajes. La entrevista, rodada originalmente en vídeo digital con la colaboración de J.P. Bango, había permanecido inédita hasta hoy.

Carlos, háblame de los comienzos con "Morpho" y el mundo del fanzine.

Yo tenía unos 17 o 18 años, y estaba suscrito a numerosos fanzines extranjeros, sobre todo franceses, que era un idioma que entendía perfectamente. Me parecía muy triste que no hubiese ninguna publicación homologable en España y me daban mucha envidia aquéllas. Había salido poco antes un fanzine de fantasía en España, “Blagadaross”, editado por tres personas que luego se situaron muy bien, Jose María Nebreda, Pedro Calleja y Alberto Santos. Yo me propuse para participar llevando una sección de cine, y ellos me contestaron que el siguiente número saldría dentro de seis meses. Así que pensé que en ese tiempo podría hacer yo uno. Por lo cual, inspirándome en aquellos fanzines franceses, sobre todo en uno que se llamaba "Mad Movies" (que más tarde se convirtió en una revista de gran tirada), hice yo el mío, que se llamaba "Morpho", efectivamente, y salió con la década, en 1980. Hice cien ejemplares y funcionó muy bien, por lo cual para los siguientes números dupliqué la tirada. Trataba temas que hoy llamamos "de culto", insólitos en España: Marisa Mell, Herbert Lom, Roddy McDowall, Soledad Miranda, Superargo, los gatos en el cine... Temas minoritarios, en una época en la que Spielberg y Lucas habían revolucionado el género y lo habían orientado hacia otra vía.

¿Cómo ves el reciclaje de aquel mundillo del fanzine reconvertido en revistas especializadas y toda una red de blogs?

No sé si es un problema generacional, pero veo una cierta involución, por así decirlo, mental. Nuestra inquietud de entonces se centraba en hacer cosas materiales y tangibles, que perdurasen, con lo que ello comporta. Había muy buen ambiente entre nosotros, aunque también envidias y pullas, por supuesto, es natural. Pero compartíamos un gran respeto por la hipotética inteligencia del lector, que luego se fue perdiendo en función del simple despelote, por así decirlo. En mi generación, quien quería hacer un fanzine lo hacía porque quería hacer una revista y no tenía los medios necesarios. Pero después el fanzine por lo común se convirtió en una especie de chiste entre amiguetes.

¿Cómo se pasa de un fanzine que editas tú mismo al terreno profesional?

No lo sé, conozco sólo mi caso. Y, verás, yo entonces era una persona enormemente tímida. No sabía que hacer con mi vida, había dejado la universidad y hecho un curso de cine que tampoco terminé. Me consideraba incapacitado para el mundo profesional, sobre todo porque me parecía inaccesible. Pero “Morpho” funcionaba, y me facilitó dos ofertas profesionales que me llenaron de nervios y temor, por el miedo de no estar a la altura. Una era del Festival de Cine Fantástico que se hacía en Madrid, Imagfic. Habían celebrado dos ediciones y el director, que compraba “Morpho”, me propuso trabajar con ellos. No puedes imaginar la ilusión con que acepté. La otra era de Miguel Ángel Arenas, que luego se haría muy famoso, sobre todo por sus artículos sobre turismo sexual en "Primera Línea". Nos conocíamos del Rastro, y un buen día me llamó, para contarme que estaba preparando con una gente de Barcelona una revista ambiciosa y carísima (era el boom de la movida y la postmodernidad) llamada "Total", proponiéndome que yo llevara la parte de cine. Miguel Ángel había comprado "Morpho" y una vez me dijo algo que no olvidaré nunca : “Los fanzines son divertidos porque están mal escritos, pero el tuyo es divertido porque está bien escrito”. Con lo tímido e inseguro que era yo, imagínate el subidón que experimenté al oír aquello de Miguel Ángel, que era un minimito madrileño. Entonces me propuso escribir en “Total”, y yo acepté, claro. Pagaban 1.500 pesetas el folio de 30 líneas, lo cual en 1982 era maravilloso. Pero la revista fue un fracaso estrepitoso y desapareció tras el tercer número. Sin embargo, los editores habían quedado encantados conmigo y me sumaron al equipo de “Video Actualidad”, donde escribí, y mucho, durante dos años. Con mi nombre y tres pseudónimos!. Sin saberlo, el fanzine me sirvió como currículo, gracias a él empecé de profesional, a caballo entre Madrid y Barcelona. Si no hubiera sido por él, la verdad es que no sé que estaría haciendo yo ahora. Gracias a "Morpho" puedo decir que soy Carlos Aguilar.

Centrándonos en tus libros de cine. Quería destacar la labor titánica de dos en concreto, "Las estrellas de nuestro cine" y la "Guia del Cine"

¡Ahora no sé si tendría paciencia para escribirlos (risas). Pero cuando eres joven y estás lleno de entusiasmo... Ambos surgieron de mi idea de cubrir huecos, de hacer cosas que no existieran y que me parecían necesarias, como en "Morpho". Y así pensé que había falta un diccionario de películas. Sólo existía uno en el mundo, "TV Movies", de Leonard Maltin. Para diferenciarme, pensé incluir todas las películas españolas, pero lo que se dice todas. Fue agotador hacerlo, porque te hablo de una época pre-informática. Es decir, en las primeras ediciones cada ficha estaba escrita a máquina de escribir, pero una máquina de escribir que ni siquiera era eléctrica. Fue durísimo pero bonito. O al revés, más bien! Soñaba con las fichas, tenía pesadillas. Y claro, después de escribirlo había que corregirlo. En fin... La Guía, desde la primera edición como "Guía del Video Cine", ha ido mejorando muchísimo. Cada vez que sale una edición, empiezo a odiar la anterior. La nueva, que apareció a finales del 2006, me encanta, con tantos índices... “Las estrellas de nuestro cine” nació de que siempre he tenido una sensibilidad particular por esta profesión de intérprete, que es incómoda, neurótica y sin prestigio social, aunque últimamente ha cambiado bastante. Hasta hace bien poco tiempo, el actor estaba considerado como un tirititero pintoresco, alguien que sabía entretener y poco más. Cuando me planteé la obra, no existía ninguna similar, sólo libros sobre ocho o diez estrellas, generalmente publicados por festivales. Libros sobre Concha Velasco, Pepe Isbert, López Vázquez, Alfredo Landa, Imperio Argentina y poco más. Por lo cual me dije que por qué no hacer una reivindicación de conjunto de todos los actores españoles del siglo, con filmografía, biografía, premios y una foto de todos y cada uno de ellos en un rol representativo. Lo hice con un amigo catalán, Jaume Genover, que se ocupaba de la documentación en Dirigido y Fotogramas, las dos revistas de cine más importantes que ha habido no sólo en Barcelona sino en España. También fue escrito a máquina de escribir. Demencial. Porque además los actores, aunque sean admirables en su conjunto, en sus particularidades están llenos de manías e inconvenientes. Mienten mucho. Todas las actrices quieren tener a lo sumo 30 años, todos los actores 40. Te dicen que han hecho películas que no han hecho, silencian películas en las que han participado... En cualquier caso, estoy muy contento de haber hecho ese libro.

¿Qué me puedes decir de los nuevos añadidos de la Guía del Cine?

Bueno, era una cuestión elemental de adaptarse a los tiempos. Cuando yo hice la primera edición de la Guía los datos eran los lógicos, pero ahora resultaban insuficientes. En el siglo XXI, las fichas de la “Guía del Video Cine” quedaban pobres, era ya necesario añadir guión, fotografía y banda sonora. Fue nuevamente un trabajo brutal, pero la obra ha ganado muchísimo.

Importante en tu carrera profesional es Sergio Leone, un director que hoy venera mucha gente y directores como Tarantino homenajean. Pero hace unos años no existía una opinión tan benevolente.

Ya lo creo. Escribir sobre Leone ha representado una de las emociones personales y profesionales más importantes de mi vida. Yo crecí en una época en la que admirar a Leone era como decir "lo siento pero soy idiota" o "tengo mal gusto". El 99% de las críticas decían que las películas de Leone eran unas ensaladas de tiros, compuestas de personajes pintorescos que se mataban entre ellos para divertir a un público imbécil. Pero yo crecí a la sombra de Leone, y sus películas me parecían estupendas y muy especiales. Entonces, apenas fallecer Leone la editorial Cátedra me llamó para participar en una colección nueva, “cineastas”. Yo propuse a Leone y ellos dudaron, porque aún existía el prejuicio en su contra. Pero acabaron aceptando sin darle más vueltas, confiando en mí. Y el libro acabó siendo un gran éxito, que me facilitó un montón de cosas, de entrada que mi vida profesional se ampliara a Italia, gracias a lo cual conocí, y en algunos casos hasta entablé amistad, con colaboradores suyos, incluida la propia viuda, Carla, que ahora es amiga mía.

¿Crees que tu libro permitió en parte esta revalorización del legado Leone?

Hombre, algo habrá tenido que ver. En su momento fue insólito, y es uno de los libros que mejor han funcionado de la colección. Ahora está agotado, o casi, en su segunda edición. Yo le debo muchas cosas... viajes, encargos, cartas de admiradores.

De tu relación con la Diputación de Almería surgiría un nuevo texto sobre el director italiano.

Cierto. Se planteó rendir un homenaje a Leone y me propusieron organizarlo. Lógicamente, acepté encantado. En cuanto al libro, era la ocasión de estilizar el anterior, de sintetizarlo, agregando todo lo que había descubierto desde la publicación del anterior, gracias, como te decía, a entrar en la profesión italiana y conocer a tantos colaboradores de Leone.

¿Cómo fue tu participación en el documental "Sergio Leone, Cinema, Cinema"?

Este trabajo me trae recuerdos preciosos, como todos los que hice en la productora Media Park con Carles Prats de productor. Rodamos en Italia y España, con un montón de gente, sin precipitaciones ni problemas de presupuesto. El único inconveniente que le veo es la duración, algo excesiva. Recuerdo en particular a Alessandro Alessandroni, que es una persona maravillosa, era el silbador y el cantante que utilizaba Ennio Morricone, y a Fernando di Leo, que era el guionista en la sombra de las dos primeras películas de Leone.

Esta no sería la única colaboración con la Diputación de Almería.

Efectivamente. Colaboro escribiendo libros o traduciéndolos. Con ellos tengo una magnífica relación

Hablando de Carles Prats, ¿qué tal la experiencia de "Érase una vez en Europa"?

Pues ya te digo, estupenda. Carles Prats es muy buen profesional y muy buena persona, nos entendimos de maravilla, compartimos gran cantidad de gustos y criterios, también porque somos de la misma generación. Aquella serie es magnífica, única en el mundo. Al igual que el documental sobre Leone, se hizo con el dinero y el tiempo adecuados. No había prisa. Era fantástico trabajar con esos medios, yo que recordaba mis rodajes con Jesús Franco... Humanamente fue todo muy bien, no hubo ningún problema en el equipo. Un trabajo de dos años, muy bien pagado para todos, conociendo una serie de sitios y personas increíbles. Merecería una reposición o una buena edición en DVD.

Y qué lujo de presentador.

Increíble. Trabajar con Christopher Lee no es fácil porque aunque es muy profesional es también altisonante y endiosado, y está lleno de manías. Pero le gustó la idea y aportó su propia ropa. Dos trajes, uno para presentar, y otro para sus intervenciones como un entrevistado cualquiera. El traje con el que salía presentando parecía que se lo compró para el estreno de "Drácula" (risas). La figurinista decía que no firmaba un vestuario así, con un traje tan raído. Pero con unas triquiñuelas de iluminación no parecía tan cutre. Y luego claro, sus manías, como el peluquín. Él está calvo desde los 30 años. En el primer "Drácula" ya lo llevaba. Sólo cuando trabajó con Billy Wilder aceptó trabajar sin peluca, de maravillado que estaba.

Continuemos con los libros coescritos con tu hermano Daniel.

Dani se aficionó al cine japonés cuando era un niño y yo le llevaba a ver películas de Godzilla. Le encantaban y a partir de ahí fue familiarizándose con el idioma y con la cultura, estudiando mucho, hasta que se acabó instalando en Tokio, casado con una chica japonesa, Hiroko. El proyecto del libro de cine fantástico japonés es suyo, al igual que los otros dos que hemos escrito juntos. El fantástico lo escribimos con Toshiyuki Shigeta, una persona maravillosa que murió poco antes de cumplir los 50 por sus problemas con el alcohol. José Luis Rebordinos aceptó encantado el proyecto, que incluía un ciclo, en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián. Escribirlo fue apasionante, yo aprendí muchísimo haciéndolo. Creo que un libro sobre cine japonés sólo lo puedes hacer bien si trabajas con alguien que vive allí. Un libro sobre cine italiano, alemán o incluso americano es más fácil porque más o menos todos estamos familiarizados con esa cultura, que además pertenece al mundo occidental. Pero en una tan ajena y literalmente exótica como la japonesa necesitas alguien de allí cogido de tu mano. De lo contrario caes en peligros de fascinación acrítica o de tomar la parte por el todo o el todo por la parte, en tópicos, en admiraciones freaks, en plagiar. En cualquier caso, el mérito propiamente dicho de este libro, y los otros dos, es de mi hermano.

Tengo mucho cariño al que dedicasteis al cine erótico japonés.

Quedó precioso, cierto. Yo había publicado ya con esa editorial, que está en Florencia, por ejemplo un libro sobre Jesús Franco. Tardaron cerca de un año en decidirse. Tienen un gusto muy occidental, siempre habían sacado cosas sobre Italia, España... Japón quedaba tan lejano que les daba miedo. Al final lo aceptaron y ahora están encantados. Al igual que en los otros dos que hemos escrito juntos buscamos un material gráfico impactante, y de hecho el ochenta por ciento, más o menos, de las imágenes son inéditas en Europa. Son imágenes que Dani captó en Japón, de su colección, las de amigos y de los propios cineastas. Era amigo sobre todo de Teruo Ishii, un director fundamental, y su muerte representó un duro golpe para él. También aprendí mucho escribiendo este libro. Está escrito en español y la versión inglesa la hizo mi mujer, la escritora Anita Haas.

¿Y en cuanto a "Yakuza Cinema"?

También idea de Dani. Yo había conocido al editor de Calamar y nos habíamos hecho amigos. Me propuso un libro sobre Takeshi Kitano. Pero de Kitano ya había un libro en español, editado por el festival de Valladolid, y en Europa ocho o nueve. Además, a mí de Kitano no me gusta todo. Entonces, inspirado por Dani, le propuse algo más interesante, escribir sobre el cine de yakuzas en general, sobre el cual no había ningún libro en Occidente. Él aceptó encantado, y está convirtiéndose en un libro de culto.

En esa línea no sé si habrás visto algo que te haya gustado últimamente.

Estoy un poco desconectado porque me saturé viendo tantas pelis del género para el libro. La última que me ha gustado es "Pistol opera" de Seijin Suzuki, que es una película extraordinaria considerando que está hecha por un hombre de 80 años. Tiene una vitalidad y una energía sorprendentes. En cuanto a Takashi Miike, me parece un farsante, se lo dejo a los modernitos.

Una de tus últimas entregas es "La espada mágica", una auténtica gozada que tiene un material gráfico de lujo.

El material es mío y el maquetador-editor lo dispuso con un gusto exquisito. Mi texto puede gustar más o menos, pero nadie puede refutar que es uno de los libros de cine más bellos jamás publicados en España. Mi gran amigo John Phillip Law escribió el prólogo justo poco después de aparecer como un personaje más en mi novela “Nueve colores sangra la luna”.

¿Lo próximo? ¿Qué nos puedes adelantar?

Prefiero no desvelar demasiado, pero es un libro atípico, sobre un profesional que me gusta mucho. Será el primero que escribo con Anita, que publicó hace poco uno sobre Eli Wallach, para el que conseguimos el prólogo de nada menos que Clint Eastwood, alguien inaccesible como nadie. ¡Aún no nos lo creemos!

Nos quedamos con la incógnita. ¿Quieres añadir algo más de tu faceta de novelista?.

Me resulta muy satisfactoria. En cierto modo es la antítesis del trabajo de historiador cinematográfico, puesto que creas a partir de cero. Pero la base es la misma: cautivar al lector. Atraparle en la primera línea y no soltarle hasta la última. El tedio es lo peor, lo mata todo.

Desde luego no has podido evitar ambientar alguna de tus novelas en el mundo del cine.

Claro. Las dos primeras, “La interferencia” y “Simbiosis” son dos thriller violentos, con mucho sexo y acción. Luego pensé que ya había matado mucha gente, así que cambié de tercio y en "Coproducción" y "Nueve colores sangra la luna" volqué mi faceta de investigador para reivindicar, en un caso, el spaghetti western en general y en particular el hecho en Almería durante la época del boom, y en otro el cine casposo de terror español de los 60-70, desde una perspectiva de ficción que admite gente real. Como John Phillip Law en “Nueve colores sangra la luna” y Joaquín Romero Marchent en “Coproducción”.

Pues muchísimas gracias por tus palabras, ha sido todo un honor.

Gracias a ti, ha sido una entrevista muy entretenida.

Pedro en 08/12/2007

Maravillosa entrevista al profesor Aguilar.

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